domingo, 6 de agosto de 2017

La Leyenda

Abel y Cain se encontraron después de la muerte de Abel.  Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos.  Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron.  Guardaban silencio a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella que aún no había recibido su nombre.  A la luz de las llamas, Cain advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abel contestó: -¿ Tú me has matado o yo te he matado? Ya no lo recuerdo; aqui estamos juntos como antes. -Ahora sé que en verdad me has perdonado -dijo Caín-, porque olvidar es perdonar.  Yo trataré también de olvidar. Abel dijo despacio: -Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.

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